Viernes, 29 de Marzo de 2024 

Yom Shishi, 19 AdarII 5784
 
 
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Capítulo 23 

23:1 ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Dios. 
23:2 Por tanto, así ha dicho Dios, Dios de Israel a los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis cuidado. He aquí que yo castigo la maldad de vuestras obras, dice Dios. 
23:3 Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se multiplicarán. 
23:4 Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se amedrentarán, ni serán menoscabadas, dice Dios. 
23:5 He aquí que vienen días, dice Dios, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.
23:6 En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Dios, justicia nuestra.

23:7 Por tanto, he aquí que vienen días, dice Dios, en que no dirán más: Vive Dios que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, 
23:8 sino: Vive Dios que hizo subir y trajo la descendencia de la casa de Israel de tierra del norte, y de todas las tierras adonde yo los había echado; y habitarán en su tierra. 
23:9 A causa de los profetas mi corazón está quebrantado dentro de mí, todos mis huesos tiemblan; estoy como un ebrio, y como hombre a quien dominó el vino, delante de Dios, y delante de sus santas palabras. 
23:10 Porque la tierra está llena de adúlteros; a causa de la maldición la tierra está desierta; los pastizales del desierto se secaron; la carrera de ellos fue mala, y su valentía no es recta. 
23:11 Porque tanto el profeta como el sacerdote son impíos; aun en mi casa hallé su maldad, dice Dios. 
23:12 Por tanto, su camino será como resbaladeros en oscuridad; serán empujados, y caerán en él; porque yo traeré mal sobre ellos en el año de su castigo, dice Dios. 
23:13 En los profetas de Samaria he visto desatinos; profetizaban en nombre de Baal, e hicieron errar a mi pueblo de Israel. 
23:14 Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas; cometían adulterios, y andaban en mentiras, y fortalecían las manos de los malos, para que ninguno se convirtiese de su maldad; me fueron todos ellos como Sodoma,
y sus moradores como Gomorra. 
23:15 Por tanto, así ha dicho Dios de los ejércitos contra aquellos profetas: He aquí que yo les hago comer ajenjos, y les haré beber agua de hiel; porque de los profetas de Jerusalén salió la hipocresía sobre toda la tierra. 
23:16 Así ha dicho Dios de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Dios. 
23:17 Dicen atrevidamente a los que me irritan: Dios dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros. 
23:18 Porque ¿quién estuvo en el secreto de Dios, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó? 
23:19 He aquí que la tempestad de Dios saldrá con furor; y la tempestad que está preparada caerá sobre la cabeza de los malos. 
23:20 No se apartará el furor de Dios hasta que lo haya hecho, y hasta que haya cumplido los pensamientos de su corazón; en los postreros días lo entenderéis cumplidamente. 
23:21 No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos profetizaban. 
23:22 Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras. 
23:23 ¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice Dios, y no Dios desde muy lejos? 
23:24 ¿Se ocultará alguno, dice Dios, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Dios, el cielo y la tierra? 
23:25 Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé. 
23:26 ¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de los profetas que profetizan mentira, y que profetizan el engaño de su corazón? 
23:27 ¿No piensan cómo hacen que mi pueblo se olvide de mi nombre con sus sueños que cada uno cuenta a su compañero, al modo que sus padres se olvidaron de mi nombre por Baal? 
23:28 El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Dios. 
23:29 ¿No es mi palabra como fuego, dice Dios, y como martillo que quebranta la piedra? 
23:30 Por tanto, he aquí que yo estoy contra los profetas, dice Dios, que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano. 
23:31 Dice Dios: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho. 
23:32  He aquí, dice Dios, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Dios. 
23:33 Y cuando te preguntare este pueblo, o el profeta, o el sacerdote, diciendo: ¿Cuál es la profecía de Dios? les dirás: Esta es la profecía: Os dejaré, ha dicho Dios. 
23:34 Y al profeta, al sacerdote o al pueblo que dijere: Profecía de Dios, yo enviaré castigo sobre tal hombre y sobre su casa. 
23:35 Así diréis cada cual a su compañero, y cada cual a su hermano: ¿Qué ha respondido Dios, y qué habló Dios? 
23:36 Y nunca más os vendrá a la memoria decir: Profecía de Dios; porque la palabra de cada uno le será por profecía; pues pervertisteis las palabras del Dios viviente, de Dios de los ejércitos, Dios nuestro. 
23:37 Así dirás al profeta: ¿Qué te respondió Dios, y qué habló Dios? 
23:38 Mas si dijereis: Profecía de Dios; por eso Dios dice así: Porque dijisteis esta palabra, Profecía de Dios, habiendo yo enviado a deciros: No digáis: Profecía de Dios, 
23:39 por tanto, he aquí que yo os echaré en olvido, y arrancaré de mi presencia a vosotros y a la ciudad que di a vosotros y a vuestros padres; 
23:40 y pondré sobre vosotros afrenta perpetua, y eterna confusión que nunca borrará el olvido. 

Capítulo 24 

24:1 Después de haber transportado Nabucodonosor rey de Babilonia  a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, a los príncipes de Judá y los artesanos y herreros de Jerusalén, y haberlos llevado a Babilonia, me mostró Dios dos cestas de higos puestas delante del templo de Dios. 
24:2 Una cesta tenía higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que de malos no se podían comer. 
24:3 Y me dijo Dios: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Higos; higos buenos, muy buenos; y malos, muy malos, que de malos no se pueden comer. 
24:4 Y vino a mí palabra de Dios, diciendo: 
24:5 Así ha dicho Dios Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los transportados de Judá, a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien. 
24:6 Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. 
24:7 Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Dios; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón. 
24:8 Y como los higos malos, que de malos no se pueden comer, así ha dicho Dios, pondré a Sedequías rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén que quedó en esta tierra, y a los que moran en la tierra de Egipto. 
24:9 Y los daré por escarnio y por mal a todos los reinos de la tierra; por infamia, por ejemplo, por refrán y por maldición a todos los lugares adonde yo los arroje.
24:10 Y enviaré sobre ellos espada, hambre y pestilencia, hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres