Sábado, 4 de Mayo de 2024 

Yom Shabat, 26 Nisan 5784
 
 
Programación diaria
Informativos
Cultura
Música
Especiales
Tradición y religión
Shoa
Sociedad
Díalogo Intercultural
Otros idiomas
Centro Sefarad Israel
Enlaces
Buscar en Radio Sefarad
Archivo antiguo
Quienes somos
Contacto
Vídeos

Podcast

Podcast Feed
Banner
Banner
Banner
E-mail

 

Navegue mientras escucha

Capítulo 21 

21:1 Palabra de Dios que vino a Jeremías, cuando el rey Sedequías envió a él a Pasur hijo de Malquías y al sacerdote Sofonías hijo de Maasías, para que le dijesen: 
21:2 Consulta ahora acerca de nosotros a Dios, porque Nabucodonosor rey de Babilonia hace guerra contra nosotros; quizá Dios hará con nosotros según todas sus maravillas, y aquél se irá de sobre nosotros. 
21:3 Y Jeremías les dijo: Diréis así a Sedequías: 
21:4 Así ha dicho Dios Señor de Israel: He aquí yo vuelvo atrás las armas de guerra que están en vuestras manos, con que vosotros peleáis contra el rey de Babilonia; y a los caldeos que están fuera de la muralla y os tienen sitiados, yo los reuniré en medio de esta ciudad. 
21:5 Pelearé contra vosotros con mano alzada y con brazo fuerte, con furor y enojo e ira grande. 
21:6 Y heriré a los moradores de esta ciudad, y los hombres y las bestias morirán de pestilencia grande. 
21:7 Después, dice Dios, entregaré a Sedequías rey de Judá, a sus criados, al pueblo y a los que queden de la pestilencia, de la espada y del hambre en la ciudad, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, en mano de sus enemigos y de los que buscan sus vidas, y él los herirá a filo de espada; no los perdonará, ni tendrá compasión de ellos, ni tendrá de ellos misericordia. 
21:8 Y a este pueblo dirás: Así ha dicho Dios: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte. 
21:9 El que quedare en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de pestilencia; mas el que saliere y se pasare a los caldeos que os tienen sitiados, vivirá, y su vida le será por despojo. 
21:10 Porque mi rostro he puesto contra esta ciudad para mal, y no para bien, dice Dios; en mano del rey de Babilonia será entregada, y la quemará a fuego. 
21:11 Y a la casa del rey de Judá dirás: Oíd palabra de Dios: 
21:12 Casa de David, así dijo Dios: Haced de mañana juicio, y librad al oprimido de mano del opresor, para que mi ira no salga como fuego, y se encienda y no haya quien lo apague, por la maldad de vuestras obras. 
21:13 He aquí yo estoy contra ti, moradora del valle, y de la piedra de la llanura, dice Dios; los que decís: ¿Quién subirá contra nosotros, y quién entrará en nuestras moradas? 
21:14 Yo os castigaré conforme al fruto de vuestras obras, dice Dios, y haré encender fuego en su bosque, y consumirá todo lo que está alrededor de él. 
 

Capítulo 22 

22:1 Así dijo Dios: Desciende a la casa del rey de Judá, y habla allí esta palabra, 
22:2 y di: Oye palabra de Dios, oh rey de Judá que estás sentado sobre el trono de David, tú, y tus siervos, y tu pueblo que entra por estas puertas. 
22:3 Así ha dicho Dios: Haced juicio y justicia, y librad al oprimido de mano del opresor, y no engañéis ni robéis al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar. 
22:4 Porque si efectivamente obedeciereis esta palabra, los reyes que en lugar de David se sientan sobre su trono, entrarán montados en carros y en caballos por las puertas de esta casa; ellos, y sus criados y su pueblo. 
22:5 Mas si no oyereis estas palabras, por mí mismo he jurado, dice Dios, que esta casa será desierta. 
22:6 Porque así ha dicho Dios acerca de la casa del rey de Judá: Como Galaad eres tú para mí, y como la cima del Líbano; sin embargo, te convertiré en soledad, y como ciudades deshabitadas. 
22:7 Prepararé contra ti destruidores, cada uno con sus armas, y cortarán tus cedros escogidos y los echarán en el fuego. 
22:8 Y muchas gentes pasarán junto a esta ciudad, y dirán cada uno a su compañero: ¿Por qué hizo así Dios con esta gran ciudad? 
22:9 Y se les responderá: Porque dejaron el pacto de Dios su Dios, y adoraron dioses ajenos y les sirvieron. 
22:10 No lloréis al muerto, ni de él os condoláis; llorad amargamente por el que se va, porque no volverá jamás, ni verá la tierra donde nació. 
22:11 Porque así ha dicho Dios acerca de Salum hijo de Josías, rey de Judá, el cual reinó en lugar de Josías su padre, y que salió de este lugar: No volverá más aquí, 
22:12 sino que morirá en el lugar adonde lo llevaron cautivo, y no verá más esta tierra. 
22:13 ¡Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo! 
22:14 Que dice: Edificaré para mí casa espaciosa, y salas airosas; y le abre ventanas, y la cubre de cedro, y la pinta de bermellón.
22:15 ¿Reinarás, porque te rodeas de cedro? ¿No comió y bebió tu padre, e hizo juicio y justicia, y entonces le fue bien? 
22:16 El juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí? dice Dios. 
22:17 Mas tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia, y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer agravio. 
22:18 Por tanto, así ha dicho Dios acerca de Joacim hijo de Josías, rey de Judá: No lo llorarán, diciendo: ¡Ay, hermano mío! y ¡Ay, hermana! ni lo lamentarán, diciendo: ¡Ay, señor! ¡Ay, su grandeza! 
22:19 En sepultura de asno será enterrado, arrastrándole y echándole fuera de las puertas de Jerusalén. 
22:20 Sube al Líbano y clama, y en Basán da tu voz, y grita hacia todas partes; porque todos tus enamorados son destruidos. 
22:21 Te he hablado en tus prosperidades, mas dijiste: No oiré. Este fue tu camino desde tu juventud, que nunca oíste mi voz. 
22:22 A todos tus pastores pastoreará el viento, y tus enamorados irán en cautiverio; entonces te avergonzarás y te confundirás a causa de toda tu maldad. 
22:23 Habitaste en el Líbano, hiciste tu nido en los cedros. ¡Cómo gemirás cuando te vinieren dolores, dolor como de mujer que está de parto! 
22:24 Vivo yo, dice Dios, que si Conías hijo de Joacim rey de Judá fuera anillo en mi mano derecha, aun de allí te arrancaría. 
22:25 Te entregaré en mano de los que buscan tu vida, y en mano de aquellos cuya vista temes; sí, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y en mano de los caldeos. 
22:26 Te haré llevar cautivo a ti y a tu madre que te dio a luz, a tierra ajena en que no nacisteis; y allá moriréis. 
22:27 Y a la tierra a la cual ellos con toda el alma anhelan volver, allá no volverán. 
22:28 ¿Es este hombre Conías una vasija despreciada y quebrada? ¿Es un trasto que nadie estima? ¿Por qué fueron arrojados él y su generación, y echados a tierra que no habían conocido? 
22:29 ¡Tierra, tierra, tierra! oye palabra de Dios. 
22:30 Así ha dicho Dios: Escribid lo que sucederá a este hombre privado de descendencia, hombre a quien nada próspero sucederá en todos los días de su vida; porque ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá.