Domingo, 5 de Mayo de 2024 

Yom Rishon, 27 Nisan 5784
 
 
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Capítulo 10 

 10:1 Oíd la palabra que Dios ha hablado sobre vosotros, oh casa de Israel. 
10:2 Así dijo Dios: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman. 
10:3 Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. 
10:4 Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. 
10:5 Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder. 
10:6 No hay semejante a ti, oh Dios; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío. 
10:7 ¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones?
Porque a ti es debido el temor; porque entre todos los sabios de las naciones y en todos sus reinos, no hay semejante a ti. 
10:8 Todos se infatuarán y entontecerán. Enseñanza de vanidades es el leño. 
10:9 Traerán plata batida de Tarsis y oro de Ufaz, obra del artífice, y de manos del fundidor; los vestirán de azul y de púrpura, obra de peritos es todo. 
10:10 Mas Dios es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación. 
10:11 Les diréis así: Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, desaparezcan de la tierra y de debajo de los cielos. 
10:12 El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría; 
10:13 a su voz se produce muchedumbre de aguas en el cielo, y hace subir las nubes de lo postrero de la tierra; hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos. 
10:14 Todo hombre se embrutece, y le falta ciencia; se avergüenza de su ídolo todo fundidor, porque mentirosa es su obra de fundición, y no hay espíritu en ella. 
10:15 Vanidad son, obra vana; al tiempo de su castigo perecerán. 
10:16 No es así la porción de Jacob; porque él es el Hacedor de todo, e Israel es la vara de su heredad; Dios de los ejércitos es su nombre. 

10:17 Recoge de las tierras tus mercaderías, la que moras en lugar fortificado. 
10:18 Porque así ha dicho Dios: He aquí que esta vez arrojaré con honda los moradores de la tierra, y los afligiré, para que lo sientan. 
10:19 ¡Ay de mí, por mi quebrantamiento! mi llaga es muy dolorosa. Pero dije: Ciertamente enfermedad mía es esta, y debo sufrirla. 
10:20 Mi tienda está destruida, y todas mis cuerdas están rotas; mis hijos me han abandonado y perecieron; no hay ya más quien levante mi tienda, ni quien cuelgue mis cortinas. 
10:21 Porque los pastores se infatuaron, y no buscaron a Dios; por tanto, no prosperaron, y todo su ganado se esparció. 
10:22 He aquí que voz de rumor viene, y alboroto grande de la tierra del norte, para convertir en soledad todas las ciudades de Judá, en morada de chacales. 
10:23 Conozco, oh Dios, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos. 
10:24 Castígame, oh Dios, mas con juicio; no con tu furor, para que no me aniquiles. 
10:25 Derrama tu enojo sobre los pueblos que no te conocen, y sobre las naciones que no invocan tu nombre; porque se comieron a Jacob, lo devoraron, le han consumido, y han asolado su morada.

 

Capítulo 11 

 11:1 Palabra que vino de Dios a Jeremías, diciendo: 
11:2 Oíd las palabras de este pacto, y hablad a todo varón de Judá, y a todo morador de Jerusalén. 
11:3 Y les dirás tú: Así dijo Dios Dios de Israel: Maldito el varón que no obedeciere las palabras de este pacto, 
11:4 el cual mandé a vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: Oíd mi voz, y cumplid mis palabras, conforme a todo lo que os mando; y me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios; 
11:5 para que confirme el juramento que hice a vuestros padres, que les daría la tierra que fluye leche y miel, como en este día. Y respondí y dije: Amén, oh Dios. 
11:6 Y Dios me dijo: Pregona todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: Oíd las palabras de este pacto, y ponedlas por obra. 
11:7 Porque solemnemente protesté a vuestros padres el día que les hice subir de la tierra de Egipto, amonestándoles desde temprano y sin cesar hasta el día de hoy, diciendo: Oíd mi voz. 
11:8 Pero no oyeron, ni inclinaron su oído, antes se fueron cada uno tras la imaginación de su malvado corazón; por tanto, traeré sobre ellos todas las palabras de este pacto, el cual mandé que cumpliesen, y no lo cumplieron. 
11:9 Y me dijo Dios: Conspiración se ha hallado entre los varones de Judá, y entre los moradores de Jerusalén. 
11:10 Se han vuelto a las maldades de sus primeros padres, los cuales no quisieron escuchar mis palabras, y se fueron tras dioses ajenos para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá invalidaron mi pacto, el cual había yo concertado con sus padres. 
11:11 Por tanto, así ha dicho Dios: He aquí yo traigo sobre ellos mal del que no podrán salir; y clamarán a mí, y no los oiré. 
11:12 E irán las ciudades de Judá y los moradores de Jerusalén, y clamarán a los dioses a quienes queman ellos incienso, los cuales no los podrán salvar en el tiempo de su mal. 
11:13 Porque según el número de tus ciudades fueron tus dioses, oh Judá; y según el número de tus calles, oh Jerusalén, pusiste los altares de ignominia, altares para ofrecer incienso a Baal. 
11:14 Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque yo no oiré en el día que en su aflicción clamen a mí. 
11:15 ¿Qué derecho tiene mi amada en mi casa, habiendo hecho muchas abominaciones? ¿Crees que los sacrificios y las carnes santificadas de las víctimas pueden evitarte el castigo? ¿Puedes gloriarte de eso? 
11:16 Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó Dios tu nombre. A la voz de recio estrépito hizo encender fuego sobre él, y quebraron sus ramas. 
11:17 Porque Dios de los ejércitos que te plantó ha pronunciado mal contra ti, a causa de la maldad que la casa de Israel y la casa de Judá han hecho, provocándome a ira con incensar a Baal. 
Complot contra Jeremías  11:18 Y Dios me lo hizo saber, y lo conocí; entonces me hiciste ver sus obras. 
11:19 Y yo era como cordero inocente que llevan a degollar, pues no entendía que maquinaban designios contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que no haya más memoria de su nombre. 
11:20 Pero, oh Dios de los ejércitos, que juzgas con justicia, que escudriñas la mente y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque ante ti he expuesto mi causa. 
11:21 Por tanto, así ha dicho Dios acerca de los varones de Anatot que buscan tu vida, diciendo: No profetices en nombre de Dios, para que no mueras a nuestras manos; 
11:22 así, pues, ha dicho Dios de los ejércitos: He aquí que yo los castigaré; los jóvenes morirán a espada, sus hijos y sus hijas morirán de hambre, 
11:23 y no quedará remanente de ellos, pues yo traeré mal sobre los varones de Anatot, el año de su castigo.