Domingo, 5 de Mayo de 2024 

Yom Rishon, 27 Nisan 5784
 
 
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Isaías capitulo 51

51:1 ¡Escúchenme, los que van tras la justicia,
ustedes, los que buscan al Señor!
Fíjense en la roca de la que fueron tallados,
en la cantera de la que fueron extraídos;
51:2 fíjense en su padre Abraham
y en Sara, que los dio a luz:
cuando él era uno solo, yo lo llamé,
lo bendije y lo multipliqué.
51:3 Sí, el Señor consuela a Sión,
consuela todas sus ruinas:
hace su desierto semejante a un Edén,
y su estepa, a un jardín del Señor.
Allí habrá gozo y alegría,
acción de gracias y resonar de canciones.
51:4 ¡Préstenme atención, pueblos,
y ustedes, naciones, óiganme bien,
porque de mí saldrá la Ley
y mi derecho será la luz de los pueblos!
En un instante
51:5 estará cerca mi justicia,
mi salvación aparecerá como la luz
y mis brazos juzgarán a los pueblos;
las costas lejanas esperan en mí
y ponen su esperanza en mi brazo.
51:6 ¡Levanten sus ojos hacia el cielo
y miren abajo, a la tierra!
Sí, el cielo se disipará como el humo,
la tierra se gastará como un vestido
y sus habitantes morirán como insectos.
Pero mi salvación permanecerá para siempre
y mi justicia no sucumbirá.
51:7 ¡Escúchenme, los que conocen la justicia,
el pueblo que tiene mi Ley en su corazón!
No teman el desprecio de los hombres
ni se atemoricen por sus ultrajes.
51:8 Porque la polilla se los comerá como a un vestido,
como a lana, los consumirá la tiña.
Pero mi justicia permanece para siempre,
y mi salvación, por todas las generaciones.
El brazo salvador del Señor
51:9 ¡Despierta, despierta,
revístete de poder, brazo del Señor!
¡Despierta como en los días antiguos,
como en las generaciones pasadas!
¿No eres tú el que hace pedazos a Rahab,
el que traspasa al Dragón?
51:10 ¿No eres tú el que secó el Mar,
las aguas del gran Océano,
el que hizo de lo profundo del mar
un camino para que pasaran los redimidos?
51:11 Los rescatados del Señor volverán,
llegarán a Sión entre gritos de júbilo:
una alegría eterna coronará sus cabezas,
los acompañará el gozo y la alegría,
huirán la aflicción y los gemidos.


51:12 ¡Soy yo, soy yo el que los consuelo!
¿Quién eres tú para temer a un mortal,
a un hombre frágil como la hierba?
51:13 ¿Olvidas acaso al Señor, que te hizo,
que extendió el cielo y fundó la tierra?
¿Temblarás sin cesar, todo el día,
ante la furia del opresor,
cuando se dispone a destruir?
Pero ¿dónde está la furia del opresor?
51:14 Pronto será liberado el prisionero:
no morirá en la fosa ni le faltará el pan.
51:15 Porque yo soy el Señor, tu Dios,
que agito el mar, y rugen las olas:
mi nombre es Señor de los ejércitos.
51:16 Yo puse mis palabras en tu boca
y te oculté a la sombra de mi mano,
mientras planto un cielo y fundo una tierra,
y digo a Sión: "¡Tú eres mi Pueblo!"

51:17 ¡Despiértate, despiértate,
levántate, Jerusalén,
tú que has bebido de la mano del Señor
la copa de su furor!
¡Tú has bebido hasta las heces
una copa, un cáliz embriagador!
51:18 No hay nadie que la guíe
entre los hijos que ella dio a luz;
no hay quien la tome de la mano
entre todos los hijos que crió.
51:19 Te han sucedido dos males:
¿quién se conduele de ti?
Devastación y desastre, hambre y espada:
¿quién te consolará?
51:20 Tus hijos sucumben, yacen tendidos
a la entrada de todas las calles,
como un antílope atrapado en la red,
colmados de la ira del Señor,
de la amenaza de tu Dios.
51:21 Por eso, ¡escucha esto, pobre desdichada,
ebria, pero no de vino!
51:22 Así habla el Señor, tu Dios,
el que defiende la causa de su Pueblo:
Yo he retirado de la mano
la copa embriagadora;
de la copa, del cáliz de mi furor,
ya no volverás a beber.
51:23 Yo lo pondré en la mano de tus verdugos,
de aquellos que te decían:
"Doblégate para que pasemos",
mientras tú ponías la espalda como un suelo,
como una calle para los transeúntes.

CAPÍTULO 52

52:1 ¡Despierta, despierta, revístete de tu fuerza, Sión!
¡Vístete con tus vestidos más bellos,
Jerusalén, Ciudad santa!
Porque ya no entrarán más en ti
el incircunciso ni el impuro.
52:2 ¡Sacúdete el polvo, levántate,
Jerusalén cautiva!
¡Desata las ataduras de tu cuello,
hija de Sión cautiva!
52:3 Porque así habla el Señor: Ustedes fueron vendidos por nada, y también sin dinero serán redimidos.
52:4 Porque así habla el Señor: Mi Pueblo bajó primero a Egipto, para residir allí como extranjero, y luego Asiria lo oprimió sin razón.
52:5 Y ahora, ¿qué tengo que hacer yo aquí —oráculo del Señor—, ya que mi Pueblo ha sido deportado por nada? Sus dominadores lanzan alaridos —oráculo del Señor— y todo el día, sin cesar, es despreciado mi Nombre.
52:6 Por eso mi Pueblo conocerá mi Nombre en ese día, porque yo soy aquel que dice: "¡Aquí estoy!"

52:7 ¡Qué hermosos son sobre las montañas
los pasos del que trae la buena noticia,
del que proclama la paz,
del que anuncia la felicidad,
del que proclama la salvación
y dice a Sión: "¡Tu Dios reina!"
52:8 ¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz,
gritan todos juntos de alegría,
porque ellos ven con sus propios ojos
el regreso del Señor a Sión.
52:9 ¡Prorrumpan en gritos de alegría,
ruinas de Jerusalén,
porque el Señor consuela a su Pueblo,
él redime a Jerusalén!
52:10 El Señor desnuda su santo brazo
a la vista de todas las naciones,
y todos los confines de la tierra
verán la salvación de nuestro Dios.

52:11 ¡Retírense, retírense, salgan de aquí,
no toquen nada impuro!¡Salgan de en medio de ella, purifíquense,
los que llevan los vasos del Señor!
52:12 Porque no saldrán apresuradamente
ni partirán como fugitivos,
ya que al frente de ustedes irá el Señor,
y en la retaguardia, el Dios de Israel.

52:13 Sí, mi Servidor triunfará:
será exaltado y elevado a una altura muy grande.
52:14 Así como muchos quedaron horrorizados a causa de él,
porque estaba tan desfigurado
que su aspecto no era el de un hombre
y su apariencia no era más la de un ser humano,
52:15 así también él asombrará a muchas naciones,
y ante él los reyes cerrarán la boca,
porque verán lo que nunca se les había contado
y comprenderán algo que nunca habían oído.

CAPÍTULO 53

53:1 ¿Quién creyó lo que nosotros hemos oído
y a quién se le reveló el brazo del Señor?
53:2 Él creció como un retoño en su presencia,
como una raíz que brota de una tierra árida,
sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas,
sin un aspecto que pudiera agradarnos.
53:3 Despreciado, desechado por los hombres,
abrumado de dolores y habituado al sufrimiento,
como alguien ante quien se aparta el rostro,
tan despreciado, que lo tuvimos por nada.
53:4 Pero él soportaba nuestros sufrimientos
y cargaba con nuestras dolencias,
y nosotros lo considerábamos golpeado,
herido por Dios y humillado.
53:5 Él fue traspasado por nuestras rebeldías
y triturado por nuestras iniquidades.
El castigo que nos da la paz recayó sobre él
y por sus heridas fuimos sanados.
53:6 Todos andábamos errantes como ovejas,
siguiendo cada uno su propio camino,
y el Señor hizo recaer sobre él
las iniquidades de todos nosotros.
53:7 Al ser maltratado, se humillaba
y ni siquiera abría su boca:
como un cordero llevado al matadero,
como una oveja muda ante el que la esquila,
él no abría su boca.
53:8 Fue detenido y juzgado injustamente,
y, ¿quién se preocupó de su suerte?
Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes
y golpeado por las rebeldías de mi pueblo.
53:9 Se le dio un sepulcro con los malhechores
y una tumba con los impíos,
aunque no había cometido violencia
ni había engaño en su boca.
53:10 El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento.
Si ofrece su vida en sacrificio de reparación,
verá su descendencia, prolongará sus días,
y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él.
53:11 A causa de tantas fatigas, él verá la luz
y, al saberlo, quedará saciado.
Mi Servidor justo justificará a muchos
y cargará sobre sí las faltas de ellos.
53:12 Por eso le daré una parte entre los grandes,
y él repartirá el botín junto con los poderosos.
Porque expuso su vida a la muerte
y fue contado entre los culpables, 
siendo así que llevaba el pecado de muchos
e intercedía en favor de los culpables.