Domingo, 28 de Abril de 2024 

Yom Rishon, 20 Nisan 5784
 
 
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Capítulo 23 

Profecía sobre Tiro 

 23:1 Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es Tiro hasta no quedar casa, ni a donde entrar; desde la tierra de Quitim les es revelado. 
23:2 Callad, moradores de la costa, mercaderes de Sidón, que pasando el mar te abastecían. 
23:3 Su provisión procedía de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fue también emporio de las naciones. 
23:4 Avergüénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza del mar habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni di a luz, ni crié jóvenes, ni levanté vírgenes. 
23:5 Cuando llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro. 
23:6 Pasaos a Tarsis; aullad, moradores de la costa. 
23:7 ¿No era ésta vuestra ciudad alegre, con muchos días de antigüedad? Sus pies la llevarán a morar lejos. 
23:8 ¿Quién decretó esto sobre Tiro, la que repartía coronas, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra? 
23:9 Dios de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los ilustres de la tierra. 
23:10 Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis, porque no tendrás ya más poder. 
23:11 Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los reinos; Dios mandó respecto a Canaán, que sus fortalezas sean destruidas. 
23:12 Y dijo: No te alegrarás más, oh oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar a Quitim, y aun allí no tendrás reposo. 
23:13 Mira la tierra de los caldeos. Este pueblo no existía; Asiria la fundó para los moradores del desierto. Levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas. 
23:14 Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es vuestra fortaleza. 
23:15 Acontecerá en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera. 
23:16 Toma arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada; haz buena melodía, reitera la canción, para que seas recordada. 
23:17 Y acontecerá que al fin de los setenta años visitará Dios a Tiro; y volverá a comerciar, y otra vez fornicará con todos los reinos del mundo sobre la faz de la tierra. 
23:18 Pero sus negocios y ganancias serán consagrados a Dios; no se guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias serán para los que estuvieren delante de Dios, para que coman hasta saciarse, y vistan espléndidamente.

Capítulo 24 

El juicio de Dios sobre la tierra 

 24:1 He aquí que Dios vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores. 
24:2 Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe. 
24:3 La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Dios ha pronunciado esta palabra. 
24:4 Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. 
24:5 Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. 
24:6 Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres. 
24:7 Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón. 
24:8 Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa. 
24:9 No beberán vino con cantar; la sidra les será amarga a los que la bebieren. 
24:10 Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie. 
24:11 Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra. 
24:12 La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta. 
24:13 Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia. 
24:14 Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Dios; desde el mar darán voces. 
24:15 Glorificad por esto a Dios en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Dios Dios de Israel. 
24:16 De lo postrero de la tierra oímos cánticos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de desleales. 
24:17 Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra. 
24:18 Y acontecerá que el que huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra. 
24:19 Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida. 
24:20 Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará. 
24:21 Acontecerá en aquel día, que Dios castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra. 
24:22 Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días. 
24:23 La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Dios de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso. 

 

Capítulo 25 

Cántico de alabanza por el favor de Dios  25:1 Dios, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza. 
25:2 Porque convertiste la ciudad en montón, la ciudad fortificada en ruina; el alcázar de los extraños para que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedificado. 
25:3 Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas.
25:4 Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro. 
25:5 Como el calor en lugar seco, así humillarás el orgullo de los extraños; y como calor debajo de nube harás marchitar el renuevo de los robustos. 
25:6 Y Dios de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados. 
25:7 Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. 
25:8 Destruirá a la muerte para siempre;
y enjugará Dios el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Dios lo ha dicho. 
25:9 Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Dios a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación. 
25:10 Porque la mano de Dios reposará en este monte; pero Moab
será hollado en su mismo sitio, como es hollada la paja en el muladar. 
25:11 Y extenderá su mano por en medio de él, como la extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia y la destreza de sus manos; 
25:12 Y abatirá la fortaleza de tus altos muros; la humillará y la echará a tierra, hasta el polvo. 

 

Capítulo 26 

Cántico de confianza en la protección de Dios  26:1 En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro. 
26:2 Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades. 
26:3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. 
26:4 Confiad en Dios perpetuamente, porque en Dios el Señor está la fortaleza de los siglos. 
26:5 Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo. 
26:6 La hollará pie, los pies del afligido, los pasos de los menesterosos. 
26:7 El camino del justo es rectitud; tú, que eres recto, pesas el camino del justo. 
26:8 También en el camino de tus juicios, oh Dios, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. 
26:9 Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia. 
26:10 Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Dios. 
26:11 Dios, tu mano está alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá.

26:12 Dios, tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras. 
26:13 Dios Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre. 
26:14 Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo. 
26:15 Aumentaste el pueblo, oh Dios, aumentaste el pueblo; te hiciste glorioso; ensanchaste todos los confines de la tierra. 
26:16 Dios, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste. 
26:17 Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Dios. 
26:18 Concebimos, tuvimos dolores de parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo. 
26:19 Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos. 
26:20 Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. 
26:21 Porque he aquí que Dios sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos. 

 

Capítulo 27 

Liberación y regreso de Israel 

 

27:1 En aquel día Dios castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar. 
27:2 En aquel día cantad acerca de la viña del vino rojo. 
27:3 Yo Dios la guardo, cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día, para que nadie la dañe. 
27:4 No hay enojo en mí. ¿Quién pondrá contra mí en batalla espinos y cardos? Yo los hollaré, los quemaré a una. 
27:5 ¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo. 
27:6 Días vendrán cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la faz del mundo llenará de fruto. 
27:7 ¿Acaso ha sido herido como quien lo hirió, o ha sido muerto como los que lo mataron? 
27:8 Con medida lo castigarás en sus vástagos. El los remueve con su recio viento en el día del aire solano. 
27:9 De esta manera, pues, será perdonada la iniquidad de Jacob, y este será todo el fruto, la remoción de su pecado; cuando haga todas las piedras del altar como piedras de cal desmenuzadas, y no se levanten los símbolos de Asera ni las imágenes del sol. 
27:10 Porque la ciudad fortificada será desolada, la ciudad habitada será abandonada y dejada como un desierto; allí pastará el becerro, allí tendrá su majada, y acabará sus ramas. 
27:11 Cuando sus ramas se sequen, serán quebradas; mujeres vendrán a encenderlas; porque aquel no es pueblo de entendimiento; por tanto, su Hacedor no tendrá de él misericordia, ni se compadecerá de él el que lo formó. 
27:12 Acontecerá en aquel día, que trillará Dios desde el río Eufrates hasta el torrente de Egipto, y vosotros, hijos de Israel, seréis reunidos uno a uno. 
27:13 Acontecerá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Dios en el monte santo, en Jerusalén.