Miriam Katin, en aquella época una niña pequeña, recuerda gracias a lo narrado por su propia madre y a la correspondencia entre sus padres que logró conservar tras la guerra, el periplo vital que obligó a ella y a su madre a ser fugitivas entre 1944 y 1945 por la Hungría ocupada, huyendo de la persecución nazi. Un terrible viaje que les llevó de un lado a otro del país, encontrando en su azaroso camino tanto a gente buena que les ayudó, como a gente mala que buscó su perdición.
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