Domingo, 19 de Mayo de 2024 

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Zacarías 

Capítulo 3

3:1 Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Dios, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. 

3:2 Y dijo Dios a Satanás: Dios te reprenda, oh Satanás; Dios que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? 

3:3 Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel. 

3:4 Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala. 

3:5 Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie. 

3:6 Y el ángel de Dios amonestó a Josué, diciendo: 

3:7 Así dice el Señor de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar. 

3:8 Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo. 

3:9 Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice el Señor de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día. 

3:10 En aquel día, dice Dios de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera.

 

Capítulo 4 

4:1 Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño. 

4:2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él; 

4:3 Y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda. 

4:4 Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío? 

4:5 Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío. 

4:6 Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Dios a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho el Señor de los ejércitos. 

4:7 ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella. 

4:8 Vino palabra de Dios a mí, diciendo: 

4:9 Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que el Señor de los ejércitos me envió a vosotros. 

4:10 Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Dios, que recorren toda la tierra. 

4:11 Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda? 

4:12 Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro? 

4:13 Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no. 

4:14 Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.