Viernes, 29 de Marzo de 2024 

Yom Shishi, 19 AdarII 5784
 
 
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  Figura de un alfarero de la mitad del tercer milenio antes de nuestra era,  de las excavaciones de Meggido Israel.

Capítulo 18

18:1 Palabra de Dios que vino a Jeremías, diciendo: 
18:2 Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. 
18:3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. 
18:4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. 
18:5 Entonces vino a mí palabra de Dios, diciendo: 
18:6 ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Dios. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. 
18:7 En un instante hablaré contra pueblos y contra reinos, para arrancar, y derribar, y destruir. 
18:8 Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles, 
18:9 y en un instante hablaré de la gente y del reino, para edificar y para plantar. 
18:10 Pero si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo mi voz, me arrepentiré del bien que había determinado hacerle. 
18:11 Ahora, pues, habla luego a todo hombre de Judá y a los moradores de Jerusalén, diciendo: Así ha dicho Dios: He aquí que yo dispongo mal contra vosotros, y trazo contra vosotros designios; conviértase ahora cada uno de su mal camino, y mejore sus caminos y sus obras. 
18:12 Y dijeron: Es en vano; porque en pos de nuestros ídolos iremos, y haremos cada uno el pensamiento de nuestro malvado corazón. 
18:13 Por tanto, así dijo Dios: Preguntad ahora a las naciones, quién ha oído cosa semejante. Gran fealdad ha hecho la virgen de Israel. 
18:14 ¿Faltará la nieve del Líbano de la piedra del campo? ¿Faltarán las aguas frías que corren de lejanas tierras?
18:15 Porque mi pueblo me ha olvidado, incensando a lo que es vanidad, y ha tropezado en sus caminos, en las sendas antiguas, para que camine por sendas y no por camino transitado, 
18:16 para poner su tierra en desolación, objeto de burla perpetua; todo aquel que pasare por ella se asombrará, y meneará la cabeza. 
18:17 Como viento solano los esparciré delante del enemigo; les mostraré las espaldas y no el rostro, en el día de su perdición. 
18:18 Y dijeron: Venid y maquinemos contra Jeremías; porque la ley no faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Venid e hirámoslo de lengua, y no atendamos a ninguna de sus palabras. 
18:19 Oh Dios, mira por mí, y oye la voz de los que contienden conmigo. 
18:20 ¿Se da mal por bien, para que hayan cavado hoyo a mi alma? Acuérdate que me puse delante de ti para hablar bien por ellos, para apartar de ellos tu ira. 
18:21 Por tanto, entrega sus hijos a hambre, dispérsalos por medio de la espada, y queden sus mujeres sin hijos, y viudas; y sus maridos sean puestos a muerte, y sus jóvenes heridos a espada en la guerra. 
18:22 Oigase clamor de sus casas, cuando traigas sobre ellos ejército de repente; porque cavaron hoyo para prenderme, y a mis pies han escondido lazos. 
18:23 Pero tú, oh Dios, conoces todo su consejo contra mí para muerte; no perdones su maldad, ni borres su pecado de delante de tu rostro; y tropiecen delante de ti; haz así con ellos en el tiempo de tu enojo. 
 

Capítulo 19 

19:1 Así dijo Dios: Ve y compra una vasija de barro del alfarero, y lleva contigo de los ancianos del pueblo, y de los ancianos de los sacerdotes; 
19:2 y saldrás al valle del hijo de Hinom, que está a la entrada de la puerta oriental, y proclamarás allí las palabras que yo te hablaré. 
19:3 Dirás, pues: Oíd palabra de Dios, oh reyes de Judá, y moradores de Jerusalén. Así dice Dios de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo traigo mal sobre este lugar, tal que a todo el que lo oyere, le retiñan los oídos. 
19:4 Porque me dejaron, y enajenaron este lugar, y ofrecieron en él incienso a dioses ajenos, los cuales no habían conocido ellos, ni sus padres, ni los reyes de Judá; y llenaron este lugar de sangre de inocentes. 
19:5 Y edificaron lugares altos a Baal, para quemar con fuego a sus hijos en holocaustos al mismo Baal; cosa que no les mandé, ni hablé, ni me vino al pensamiento. 
19:6 Por tanto, he aquí vienen días, dice Dios, que este lugar no se llamará más Tofet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza. 
19:7 Y desvaneceré el consejo de Judá y de Jerusalén en este lugar, y les haré caer a espada delante de sus enemigos, y en las manos de los que buscan sus vidas; y daré sus cuerpos para comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra. 
19:8 Pondré a esta ciudad por espanto y burla; todo aquel que pasare por ella se asombrará, y se burlará sobre toda su destrucción. 
19:9 Y les haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas, y cada uno comerá la carne de su amigo, en el asedio y en el apuro con que los estrecharán sus enemigos y los que buscan sus vidas. 
19:10 Entonces quebrarás la vasija ante los ojos de los varones que van contigo, 
19:11 y les dirás: Así ha dicho Dios de los ejércitos: Así quebrantaré a este pueblo y a esta ciudad, como quien quiebra una vasija de barro, que no se puede restaurar más; y en Tofet se enterrarán, porque no habrá otro lugar para enterrar. 
19:12 Así haré a este lugar, dice Dios, y a sus moradores, poniendo esta ciudad como Tofet. 
19:13 Las casas de Jerusalén, y las casas de los reyes de Judá, serán como el lugar de Tofet, inmundas, por todas las casas sobre cuyos tejados ofrecieron incienso a todo el ejército del cielo, y vertieron libaciones a dioses ajenos. 
19:14 Y volvió Jeremías de Tofet, adonde le envió Dios a profetizar, y se paró en el atrio de la casa de Dios y dijo a todo el pueblo: 
19:15 Así ha dicho Dios de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí, yo traigo sobre esta ciudad y sobre todas sus villas todo el mal que hablé contra ella; porque han endurecido su cerviz para no oír mis palabras. 

Capítulo 20 

20:1 El sacerdote Pasur hijo de Imer, que presidía como príncipe en la casa de Dios, oyó a Jeremías que profetizaba estas palabras. 
20:2 Y azotó Pasur al profeta Jeremías, y lo puso en el cepo que estaba en la puerta superior de Benjamín, la cual conducía a la casa de Dios. 
20:3 Y el día siguiente Pasur sacó a Jeremías del cepo. Le dijo entonces Jeremías: Dios no ha llamado tu nombre Pasur, sino Magor-misabib. 
20:4 Porque así ha dicho Dios: He aquí, haré que seas un terror a ti mismo y a todos los que bien te quieren, y caerán por la espada de sus enemigos, y tus ojos lo verán; y a todo Judá entregaré en manos del rey de Babilonia, y los llevará cautivos a Babilonia, y los matará a espada. 
20:5 Entregaré asimismo toda la riqueza de esta ciudad, todo su trabajo y todas sus cosas preciosas; y daré todos los tesoros de los reyes de Judá en manos de sus enemigos, y los saquearán, y los tomarán y los llevarán a Babilonia. 
20:6 Y tú, Pasur, y todos los moradores de tu casa iréis cautivos; entrarás en Babilonia, y allí morirás, y allí serás enterrado tú, y todos los que bien te quieren, a los cuales has profetizado con mentira. 
20:7 Me sedujiste, oh Dios, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. 
20:8 Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Dios me ha sido para afrenta y escarnio cada día. 
20:9 Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude. 
20:10 Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos miraban si claudicaría. Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza. 
20:11 Mas Dios está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada. 
20:12 Oh Dios de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendado mi causa. 
20:13 Cantad a Dios, load a Dios; porque ha librado el alma del pobre de mano de los malignos. 
20:14 Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito. 
20:15 Maldito el hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Hijo varón te ha nacido, haciéndole alegrarse así mucho. 
20:16 Y sea el tal hombre como las ciudades que asoló Dios, y no se arrepintió; oiga gritos de mañana, y voces a mediodía, 
20:17 porque no me mató en el vientre, y mi madre me hubiera sido mi sepulcro, y su vientre embarazado para siempre. 
20:18 ¿Para qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en afrenta?